
Arte
ARTE
por Joy Dueland
Cuando era veinteañera toqué fondo. En un año había perdido a todos los miembros de mi familia, al igual que mis ahorros en una imprudente aventura de negocios, y creía haber perdido completamente mi sentido de dirección. Recuerdo que estaba sentada en el viejo sofá de la familia con mi gato (lo único que me quedaba) y pensé que las cosas no podían estar peor.
Entonces me vino el pensamiento: Si las cosas no pueden estar peor, entonces están obligadas a mejorar. Quizás este no era un razonamiento metafísico muy profundo, pero era, por lo menos, un rayo de luz en la oscuridad. Súbitamente me sentí como un niño en navidad, esperando un regalo muy especial. Dije en voz alta: "Bueno Dios, ¿y ahora qué?". Atravesando la tristeza funeral vino la respuesta: "Escribe algo divertido para el Monitor". Normalmente hubiera considerado eso como parte de mi imaginación caprichosa. ¿Por qué tenía que escribir algo divertido para el Monitor si yo no era una escritora divertida? Yo era una seria redactora de avisos - todo negocios. Pero le había pedido dirección a Dios, y si había venido en esta forma no iba a hacer "oídos sordos". No iba a esperar por la zarza ardiendo para empezar a moverme. La respuesta de Dios no tiene porqué venir como una voz atronadora. Por la profunda paz interior que sentí, supe que esta era la guía silenciosa de Dios.
Entonces comencé a pensar sobre algunas cosas entretenidas que nos habían sucedido a mí y a mi familia, y comencé a escribir. Las ideas venían tan rápido que apenas era posible escribirlas. Me levantaba a medianoche recordando situaciones divertidas y las escribía. Aproximadamente en dos semanas había escrito cinco artículos, lo que era una maravilla. Mejor aún, todos fueron rápidamente publicados y comencé a trabajar para el The Christian Science Monitor.
Si no hubiera recurrido a Dios por ayuda, y si no hubiera obedecido lo que parecía una directiva inusual, aún estaría sentada en aquel sofá preguntándome qué hacer con mi vida. La gente constantemente se lamenta de una falta de inspiración, pero Dios siempre nos está inspirando, siempre nos da las ideas que necesitamos. La Sra. Eddy dice: "Dios os da Sus ideas espirituales, y ellas, a su vez, os dan vuestra provisión diaria." (E.Mis p.307). Ese Dios que nos da Sus ideas no es alguien que está allá arriba y ve que necesitamos tal o cual cosa y nos la envía. Él es el Amor divino, y Él es también Principio. Por lo tanto el amor de Dios es una ley que jamás permite que Sus hijos carezcan de algo bueno. No tenemos que ganarnos el amor de Dios ya lo tenemos. Esta ley amorosa gobierna nuestras vidas aun cuando parezca que estamos atrapados en sueños caóticos, vacíos, entre la rebelión y el sensualismo. En un momento podemos despertar a esa ley y ser bendecidos por ella, porque el tiempo no es parte de la ley de Dios.
Pero si Dios siempre está a mano para bendecir, ¿Por qué tanta gente parece estar maldita? ¿Es porque nos hemos encajonado a nosotros mismos con normas de vida pasadas de moda? ¿Por qué deberíamos ir ciegamente de un punto a otro, de restricción en restricción debido a que "siempre se hizo de ese modo"?, por ejemplo, si te graduás en cierta especialidad en la universidad, tenés que ingresar en determinado ámbito de trabajo, comenzar haciendo una tarea servil, y progresar lentamente como gusano hasta la cima. ¡Rígidos patrones de mortandad!
El designio de Dios es mucho mejor - y alentador. Al comparar la obra de nuestra vida con el arte del escultor, la Sra. Eddy dice: "¿No oís a toda la humanidad hablar del modelo imperfecto? El mundo lo pone delante de vuestra vista continuamente. El resultado es que estáis propensos a seguir esos patrones inferiores, a limitar así la obra de vuestra vida y a adoptar en vuestra existencia el diseño anguloso y la deformidad de los modelos de la materia." (C&S p.248). Cualquier clase de artista - escritor, músico, coreógrafo - haría bien en estudiar toda esa página en Ciencia y Salud y establecer sus aspiraciones celestiales. El escritor de Hebreos es explícito en cuanto a esto al hablar de aquellos que "sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: "Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte." (Hebreos 8:5)
En parte el modelo que el mundo establecería para la gente creativa es la frustración de no ver jamás su obra terminada. ¿Cuán bueno es un libro si jamás es publicado, o una canción que nunca se canta? Si la inspiración vino de Dios, tiene la misión de bendecir. Eso significa que debe llegar a la humanidad. Debemos levantarnos en rebelión contra el modelo de frustración. Cuando una puerta se cierra, busquemos abrir otra, una puerta más grande con mayor bien del otro lado. Y cuando esa puerta se abra entremos por ella sin miedo. Cuando nos demos cuenta que lo único que podemos encontrar es la totalidad de Dios dejarnos de empujar para abrirnos paso. Avancemos para bendecir, el camino está delante de nosotros.
El mundo presenta el cuadro del artista sufriente, y el artista que lo acepte sufrirá. A veces no sabe por qué está sufriendo. En determinado momento me hallé experimentando un problema físico de tensión dolorosa que a veces era tan fuerte que me inmovilizaba. Había empeorado durante meses a pesar de mi esfuerzo por sanarlo a través de la oración. Los síntomas eran tan alarmantes que fui tentada a tratar de sanarlos en lugar de ir directo al centro del asunto.
Entonces oí a alguien en la televisión definir la tensión como "energía encerrada". "¡Qué tonto!" pensé. "La energía es divina y no puede estar encerrada". Esto me llevó a pensar sobre la pretensión de que en ese momento yo estaba profesionalmente encerrada, encajonada, sin salida para mis energías creativas. Me vino una idea que había tenido hacía diez años, la de (escribir) un libro para niños, y aunque parecía temerario comenzar con él sin perspectivas de publicación, me puse instantáneamente a trabajar con un sentido de dirección divina. No hubo febril voluntad humana en el trabajo. Y lo mejor de todo fue que cuando comencé a trabajar en el libro, la condición física se desvaneció como el sueño que siempre había sido.
Que el artista esté alerta contra las imágenes creadas por el mundo. El mortal sufriente, hambriento, miserable, sensual, egocéntrico no es el artista de la creación de Dios. Él es parte del miasma que emana de los pantanos del materialismo y egoísmo. El verdadero artista es parte del cuadro que pinta la Sra. Eddy: "Por encima de las nieblas de los sentidos y las tempestades de la pasión, la Ciencia Cristiana y su arte se elevarán triunfantes; la ignorancia, la envidia, y el odio - el trueno impotente de la tierra- no les arranca sus alas celestiales." (E. Mis. p. 374).